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sábado, 17 de enero de 2015

LA VERDAD TRAS LA INTERVENCIÓN

publicado el 21 de junio de 2014 a la(s) 22:19 en Facebook 



La esperanza es como el sol, que arroja todas las sombras detrás de nosotros. Samuel Smiles (1812-1904) Escritor y reformista escocés.


TIEMPO DE LECTURA: 15

Hola queridos amigos y amigas, hola hermosa familia, hola a todos mis hermanos de fe. Estaba pensando en no agradecer… Pues no tengo palabras que simplifiquen tanto afecto, tanto cariño, tanta preocupación… Si puedo decirles que los quiero mucho, a todos, aún a quienes no conozco y se movilizaron por el estado de mi salud. Es mi deseo que todos estén bien en cuerpo y alma. Y aprovechen al máximo los muchos o pocos destellos de felicidad que nos ofrece la vida.

MI PRESENTE

En el presente, ya me encuentro en casa y detrás de la compu en mi espacio de siempre, al que denomino pecera, porque ahí tengo la PC. Y paso buena parte del día. Cómo me siento?  Como me gusta ir con la verdad y no ocultar nada, les puedo decir que aún no me siento muy bien.

La traqueostomia no fue un mero trámite. Sinceramente creí que esto sería más sencillo. Y estoy experimentando más que nada cómo mi cuerpo  se está defendiendo ante el invasor. Como que intenta expulsar la cánula inserta en la traqueo. Esto no pertenece al cuerpo de Horacio, ¿qué hace esto acá? Es una pequeña guerra, y mis defensas se muestran agresivas, con muchas secreciones y moco, con algunos dolores y molestias… sin embargo día a día vamos mejorando. También ustedes deben saber que tengo 0 tolerancia al dolor. Es algo que no puedo manejar. Tan es así que mientras estaba internado,  enfermeras y médicos me preguntaban, ¿siente dolor Horacio? Y yo siempre les contesté que sí, aunque no los tuviera. Por si acaso.  No quiero tener dolores.

La adaptación a la TQT es una cuestión de tiempo. Como todo acostumbrarme.
En cuanto a la gastrostomía todo muy bien. Pasa casi desapercibida, no me ocasionó ningún trastorno, al contrario me trajo beneficios. Me prepararon una dieta con una ingesta diaria de 1600 calorías, con muchas proteínas. Debo levantar mi peso, es fundamental para sobrellevar mejor esta enfermedad. A esta altura estoy convencido, que es esencial la buena alimentación. Y los alimentos se pueden pasar por goteo, con una jeringa y por boca,  lo habitual. Aunque esto último es al solo efecto de poder saborear y no perder el sentido del gusto. Con el goteo,  nunca imaginé que cenaría durmiendo, con una duración de 6 a 8 hs. Una cena muy larga!!! Les aclaro que estos son preparados especiales bien “fortachones” que me provee la obra social. En fin, lo escrito es más o menos mi actualidad. Estoy para un 6. Pero con la firme convicción y la amorosa ayuda de mi Padre Celestial, levantar la nota.

LO QUE VI, LO QUE SENTÍ Y LO QUE OÍ

Dicho esto quiero compartir con cada uno de ustedes mi experiencia. Sin antes aclarar, muy especialmente para mis amigos elaticos, lo que a continuación relataré, es solo a título informativo. Mi experiencia es única e intransferible. Pretendo aportar información y que cada uno saque sus propias conclusiones. Porque las decisiones las debemos tomar bajo un cúmulo de informaciones, y la mía es apenas una, sirve solo para sumar. Las decisiones suelen desvelarnos, y muy a menudo buscamos el respaldo en el otro para alivianar la dura tarea para decidir.

El lunes 12 de mayo,  bien temprano, llega la ambulancia,  para partir rumbo a la fundación Favaloro. Al cabo de una hora llegamos y mi señora inicia los trámites para la internación. Mientras tanto voy observando el entorno y la infraestructura de la Fundación Favaloro, muy buena, completa, con mucha asepsia. Buena impresión y  esto me daba cierta tranquilidad.

Ya me están trasladando al quirófano y me recibe el anestesista, me hace algunas preguntas como para bajar las tensiones, aunque yo me sentía tranquilo. Y me consultó que tema musical quería escuchar mientras la anestesia hacía efecto… me sorprendió y le sugerí la Cantata 140 de Bach. La puso y ya no me acuerdo de nada. No recordaba el título de la obra en ese momento, pero ya en casa lo busque y en alemán se llama  Wachet auf, ruft uns die Stimme, traducido al castellano Despertad la voz os llama …  , lo cierto es  que sin querer esto fue una premonición… HORACIO!!!, HORACIO!!!.. DESPIERTE!! Salió todo bien!! Estaba con ese sueño hermoso y relajador, y no quería despertarme, solo quería seguir durmiendo. Que buenas son las anestesias. .. Siempre y cuando pueda volver a la realidad!

Atrás quedó la TQT y me trasladan a una habitación de terapia intensiva,  para una mejor observación de mi estado de salud. Es por la ELA , los riesgos  se potencian. Hasta aquí todo bien. Me sorprendió la cantidad de médicos , ,, enfermeras, personal de limpieza que han deambulado por mi habitación. Solo un dato, en seis días que estuve internado me atendieron 12 enfermeras distintas (todas muy bonitas, rubias y morochas, además bastante simpáticas, menos una, la del viernes 16) Lo mismo pasaba con los kinesiólogos, médicos especialistas, etc. Me sorprendió la gran rotación de gente que se hace todos los días. La verdad que se cumple con diligencia el protocolo, de la terapia intensiva. Inobjetable el respeto por el sistema.

EN LA HABITACIÓN DE TERAPIA INTENSIVA 

Ya instalado cómodamente en la habitación, casi sin dolores, me colocan las vías para el suero, analgésicos y otras yerbas. Aunque les he dado bastante trabajo, porque al no tener masa muscular no se observa ninguna vena, por eso ligué varios pinchazos casi graciosamente. Así pasó el primer día. Al siguiente por la tarde me visita un grupo de  médicos, asistentes, enfermeras, mucha gente. Traen sofisticados aparatos. Es que mi habitación se transformó en un quirófano, me hacen la gastrostomía. Todo muy rápido. Lo bueno qué  me dormí todo, me desperté al día siguiente por la tarde. Buenísimo, viajé por el ciber espacio, flotaba en el mundo de lo infinito. Pero tengo que volver a la realidad. Pienso que se les fue la mano con la anestesia. No importa, como dije, mientras pueda volver a la realidad está todo bien. 


Bueno, comienza mi lenta recuperación. La TQT es mucho más compleja de lo que yo creía, además me dolía. No quería ni que me toquen… Hasta que llegó la hora de higiene y confort, el baño. Lo hacen entre dos. Me rotan el cuerpo a un lado, yo sentía que mi garganta se desgarraba. Lo peor es que no podía emitir queja alguna, solo esperar que este tormento pase. Estos enfermeros cumplen con su cometido y se retiran. Siquiera se dieron cuenta del daño que me han hecho. La cuestión que la TQT empezó a sangrar con bastante intensidad. Hice saber esto a mi señora y a mi enfermera que me traje de casa. Además el baño un desastre, vuelta y vuelta y a otro tema. Una bolsa de papas la pasa mejor. Por ejemplo me enjabonan la cabeza y no me enjuagan y mucho menos secarme. Por supuesto nada puedo decir. El sistema.

A los dos días vienen dos enfermeras a higienizarme nuevamente, mi señora ya les advirtió sobre el episodio que tuve. No obstante, el episodio se repite. Me rotan mal, es entonces que reacciono y miro fijo a una de ellas y con los ojos desorbitados, le digo moviendo mis labios ”pelotuda, ¿no te das cuenta que me estás lastimando?” Afloró mi parte negra y casi siempre oculta. Sin embargo e increíblemente. ¡Me entendió! Y me responde con los labios ”andate a la mierda” no sabía si reírme o llorar. Lo cierto es que nuevamente empezó el sangrado y el dolor. Y esto frenó un día mi salida de la Fundación. Negligencia del sistema. También los profesionales tuvieron falencias. Por ejemplo, lograr la correcta calibración del respirador. Hubo momentos que me faltaba el aire que, de no ser por Norma que salía a altas horas de la noche a golpear puertas para solucionar el tema, yo sentía que me iba. Todos los respiradores llevan filtros… ¡se olvidaron de colocar uno en mi tubuladura!  Yo sentía que se me estaba lastimando la garganta, debido a la enorme sequedad que me provocaba la ausencia de ese filtro. Por supuesto Norma reclamó. Otra cosa que estoy recordando; en dos oportunidades se salieron las vías de mis venas, en consecuencia no solo se mojó la cama, sino también mi cuerpo dejó de recibir el suero y la medicación.

CONCLUSIONES 


Asimismo me sorprendió en gran manera que muchos desconocían mi patología, la ELA. Ingresaban a verme no sabiendo que no me podía mover y mucho menos articular palabra alguna. Un desconocimiento que linda con la negligencia. Acaso ¿no leen la historia clínica? Por último, se supone que la noche es para dormir y más aún en el piso de terapia intensiva. Sin embargo la noche es acompañada por ruidos, carcajadas, diálogos a los gritos. Me encanta el buen clima laboral.. pero acá el Silencio es Salud. Yo no podía conciliar el sueño.

Amigos, es probable que mi cuadro, tan especial y extremo esté fuera del sistema de la medicina convencional. Simplemente no saben como manejarlo. Porque mi experiencia en la Favaloro, sin dudas se extiende también a otros prestigiosos centros de salud tanto privados como públicos. Es el sistema, que a pesar de consumirlo, porque es lo que hay, solo me sirvió para comprobar lo que siempre sospeche: poca sensibilidad hacia las personas, poca humanidad. Es la medicina convencional. Solo un gran negocio.

Por otro lado, definitivamente me convencí que los que padecemos ELA, debemos tener un centro de salud exclusivo para tratarnos y con todas las especialidades. Un centro de excelencia. Estoy seguro que Favaloro estaría de acuerdo.
Queridos amigos, fiel a mi estilo, de nuevo me salió largo esto. Pero estoy tan feliz de poder hacerlo y de poder contarles y compartir esta experiencia. Espero que lo hayan podido leer. A todos, los quiero mucho. Horacio Fritzler

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