“El trabajo del pensamiento se parece a la perforación
de un pozo: el agua es turbia al principio, más luego se clarifica”. Proverbio
chino.
Es muy cierto el dicho. El pensar por ejemplo, para escribir algo, es todo un ejercicio. De
entrada muy lejos estoy de hilvanar algo coherente, el pensamiento turbio, poco
claro ocupa mi cerebro. Cuesta tomar el envión. En consecuencia, paso un buen
rato pensando para encadenar ideas. Hasta que me largo y empiezo a tipear, medio
a los tropezones, y muy lentamente empiezan a fluir pausada y suavemente los
pensamientos. Que son volcados al word, como el agua clara, ya naturalmente.
Es un trabajo este ejercicio, también lo es para
hablar. Y muchas veces hablamos al pedo, simplemente porque no pensamos
adecuadamente para decir algo con criterio. Lo mismo para hablar ante un
público, que es bien difícil, ya que contamos con la inestimable colaboración
de los nervios. No obstante, si evitamos la improvisación, y desarrollamos bien
el discurso, los nervios desaparecen o casi. Gana la confianza y la seguridad.
Para ello el orador se preparó adecuadamente, hilvanó con esmero su oratoria,
seguramente atrás quedaron investigaciones sobre el tema, y mucho tiempo
invertido en la meditación y el pensamiento.
Para simplificar. Cuanto más tiempo le dediquemos al
ejercicio del pensamiento, más fácil nos será desarrollar un escrito o una
oratoria. Pronto sale del pozo el agua cristalina y clara.
Asimismo es bien cierto que yo pienso mucho, obvio que
todos pensamos constantemente, me refiero a mi situación de inmovilidad física,
la imposibilidad de poder hablar, etc, casi me obliga al ejercicio de pensar.
En ese sentido me noto evolucionado, con respecto a mi vida anterior, cuasi
normal. Tengo mucho más tiempo, menos preocupaciones, y se
preguntarán, ¡cómo
si tiene ELA!. Es verdad, es una pesada mochila, pero hace rato que acepté esta
realidad. Lo cierto que el ejercicio de pensar en esta etapa de mi vida,
funciona mejor. Antes no tenía mucho tiempo para perder en estas cosas, vivía
en la vorágine de este mundo loco. y ahora el ejercicio de pensar lo ejercito
en forma constante. Desde cómo hacer para que mi enfermera me entienda hasta
este escrito para ustedes. Para pensar bien y concentradamente, el vértigo, la
falta de tiempo, y sobre todo las preocupaciones no son amigos del pensamiento
claro. Yo ya, no vivo en ese mundo. Y aún así, como dije más arriba, algunos
días chatos y grises ligo, y no puedo pensar constructivamente.
Bueno mis estimados, que el Señor de los cielos los
bendiga mucho. Hasta pronto y gracias por estar. Horacio Fritzler.
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