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UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN
Hoy me levanté con ganas de escribir, de compartir, de comunicarme
contigo, de contarte algo. Tenía previsto continuar con la saga de comentarios
sobre mi vida con la ELA. Pero me cuestioné si eso era lo correcto, tengo
pánico de cansarte con escritos que llevan poco
azúcar a tu ánimo . Aunque me preocupo bastante que mis testimonios sean lo
menos dramáticos posibles, y por el contrario, aunque es difícil, regalarte
algo de buena onda y esperanza. La vida
tiene tantos altos y bajos… Pero también nos ofrece un sinfín de oportunidades.
Y sos el único responsable de elegir la que más te conviene. Cada persona es
única e intransferible. Yo, desde mi modesto espacio te cuento mis cosas al
solo efecto de nutrirte de información en base a una experiencia que me toca
pasar. Es como todo, te puede servir
como no. Te puede aportar aspectos positivos como no. Es lógico. A mí me pasa. Es
parte de la regla de juego.
En principio mi plan era contarte sobre mi trabajo con ELA, el día a día con esta enfermedad , lo que era
mi ocupación para el sustento de mi familia. Es un capítulo interesante. Llegado
el momento te contaré sobre mi trabajo, la venta, con ELA. Mi trabajo estaba asociado a la comunicación. Hay
más, toda mi vida estuve ligado de una u
otra manera a la ciencia de la comunicación. Ya te contaré. Quiero ir paso a paso y tener más o menos
ordenados los pensamientos, para no quedar empantanado y que nadie entienda
nada. O peor aún, que yo no me entienda.
EL CONTEXTO
Hace
ya unos días vengo pensando y meditando sobre la comunicación. Debido a que he
perdido el habla, un poco por la enfermedad misma pero fundamentalmente por la
traqueostomia. Imposible emitir sonido alguno. Antes de la intervención me
preguntaba con cierta preocupación, ¿cómo podré comunicarme de ahora en más?
Aclaro que con el avance de la ELA, la voz y el habla, casi lo tenía perdido.
No obstante lo muy poco que me quedaba, era muchísimo a nada como ahora. Sin
embargo opté por no preocuparme, y llegado el momento vemos. Reinventarnos una
vez más. El día a día.
No
obstante, como tengo tanto tiempo para pensar. Y me parece que en la cama, en
el silencio de la noche, me surgen con más claridad las ideas. Me digo, que
debo retener tal o cual pensamiento, porque simplemente me gusta y da para
compartirlo contigo. Muchos me los olvido. No parezco viejo, pero tengo algunos
añitos. ¿Será eso? Igual la edad no la cuento. En verdad ni me acuerdo. Si el
año que nací , pero no saco la cuenta. La edad que me das es la que vale. Por
supuesto si me das 63 años me caerá muy mal, y no te dirijo más la palabra.
LA COMUNICACIÓN
La comunicación es el proceso mediante el cual se
puede transmitir información de una entidad a otra, alterando el estado de
conocimiento de la entidad receptora. Según Wikipedia.
Es tan profundo y denso el tema que siquiera buscaré fuentes donde investigar. Recurriré a mi memoria y a mi experiencia personal al respecto. No quiero internarme en los intrincados laberintos de la filosofía, no lo domino bien y me quedaré con un híbrido que ni yo entenderé.
Explico esto, que parece una ironía y con un cierto sesgo de gratitud y felicidad, que mi enfermedad dejó en pie y vivos mis medios de comunicación: los ojos, el oído y la procesadora que es mi mente. Estos medios están dando lustre a mi vida. Es muy probable que no me entiendas muy bien. En tu caso cuesta la empatía. Cuesta ponerse en mi lugar por lo crítica que es la ELA.
Más arriba escribí que a mi criterio la comunicación es sinónimo de vida. Cuando no comuniquemos más estamos avisando que nos encontramos en el velatorio. Una forma subliminal para informar que partimos de este mundo. Todo esto viene a cuento que he perdido el movimiento de manos y brazos, no puedo gesticular más para explicar algo, he perdido el habla, terrible para la comunicación… todo lo que se pierde. No obstante, aún en una situación límite, me puedo comunicar. Tengo conmigo dos potencias que me sostienen, la vista y el oído. Más la procesadora que es mi mente.
A la noche y en la cama, en el silencio, me molesta la posición de una pierna, y me provoca dolor… tengo que avisar o comunicar a la enfermera que me acomode la pierna… y ¿Cómo le aviso? De qué manera me hago entender?, Cómo me hago escuchar?,… cuando tengo a mano el lector de ojos todo es una papa. Sin embargo conservo restos de medios para hacerme sentir en el silencio de la noche, aún retengo los movimientos faciales, mover la boca, fruncir la frente, etc aunque ya van perdiendo funcionalidad algunos músculos voluntarios de mi rostro. La cuestión que hago chocar mis dientes entre si, increíblemente la enfermera me escucha. El segundo paso fue crear un dispositivo casero, algo más eficaz. Lo conversé con Darío, novio de mi hija, que me fabricó una alarma que se activa con el movimiento de mi frente. Bárbaro. Funciona muy bien. Logra asustar a la enfermera ¡!!!
Es tan profundo y denso el tema que siquiera buscaré fuentes donde investigar. Recurriré a mi memoria y a mi experiencia personal al respecto. No quiero internarme en los intrincados laberintos de la filosofía, no lo domino bien y me quedaré con un híbrido que ni yo entenderé.
Explico esto, que parece una ironía y con un cierto sesgo de gratitud y felicidad, que mi enfermedad dejó en pie y vivos mis medios de comunicación: los ojos, el oído y la procesadora que es mi mente. Estos medios están dando lustre a mi vida. Es muy probable que no me entiendas muy bien. En tu caso cuesta la empatía. Cuesta ponerse en mi lugar por lo crítica que es la ELA.
Más arriba escribí que a mi criterio la comunicación es sinónimo de vida. Cuando no comuniquemos más estamos avisando que nos encontramos en el velatorio. Una forma subliminal para informar que partimos de este mundo. Todo esto viene a cuento que he perdido el movimiento de manos y brazos, no puedo gesticular más para explicar algo, he perdido el habla, terrible para la comunicación… todo lo que se pierde. No obstante, aún en una situación límite, me puedo comunicar. Tengo conmigo dos potencias que me sostienen, la vista y el oído. Más la procesadora que es mi mente.
A la noche y en la cama, en el silencio, me molesta la posición de una pierna, y me provoca dolor… tengo que avisar o comunicar a la enfermera que me acomode la pierna… y ¿Cómo le aviso? De qué manera me hago entender?, Cómo me hago escuchar?,… cuando tengo a mano el lector de ojos todo es una papa. Sin embargo conservo restos de medios para hacerme sentir en el silencio de la noche, aún retengo los movimientos faciales, mover la boca, fruncir la frente, etc aunque ya van perdiendo funcionalidad algunos músculos voluntarios de mi rostro. La cuestión que hago chocar mis dientes entre si, increíblemente la enfermera me escucha. El segundo paso fue crear un dispositivo casero, algo más eficaz. Lo conversé con Darío, novio de mi hija, que me fabricó una alarma que se activa con el movimiento de mi frente. Bárbaro. Funciona muy bien. Logra asustar a la enfermera ¡!!!
No
podemos desprender la vida de la comunicación. La vida nos proyecta
automáticamente a la comunicación. Y no estoy hablando de tecnología. Estoy
hablando de vos y de mi. La esencia de la comunicación.
La
vida misma es sinónimo de comunicación. En cada segundo estamos comunicando.
Desde el nacimiento hasta la muerte. El habla es apenas un pedazo de la comunicación,
la principal no obstante. Con nuestra forma de ser estamos entregando un
mensaje al otro en forma permanente. Sin mediar palabra alguna. Nuestro cerebro
automáticamente decodifica y procesa lo que ve, oye y siente. Aunque muchas son
las veces que el silencio vale más que mil palabras. Y cuánto significado tiene
esto…y cuánto comunicamos con nuestro silencio, cuantas lecturas estamos dando
al otro cuando quedamos callados. Lo mismo con nuestros ojos, solamente con la
mirada cuánto podemos decir. Y seguimos comunicando con nuestra forma de
vestir, de caminar, nuestros perfumes, los olores de nuestros cuerpos, como
manejamos el auto, etc. En cada instante estamos dando mensajes a quien nos ve.
Todo entra por los ojos, y hacemos
nuestro juicio de valor. También el oído protagoniza infinitos eventos
comunicacionales.
Mucho
se habla de los medios de comunicación, diarios, revistas, radio, televisión,
etc. Pero pensándolo bien, los medios de comunicación son nuestra vista, nuestros oídos, en fin
todos nuestros sentidos que transportan información a nuestro cerebro.
Es allí donde todo se clasifica y abrimos nuestro juicio de valor. En cambio los diarios, televisión, internet,
etc también son medios, pero de información. Son nuestros
ojos y oídos el puente hacia nuestra mente, donde procesamos la información que
tomamos del mundo exterior.
LA DULCE DURMIENTE
Quiero
decir que aún en momentos extremos de nuestras vidas, siempre aparece una nueva
oportunidad. Y con muy poco, se logra mucho. Por eso mi teoría de que mientras
haya vida hay comunicación.
Si
debo resaltar y destacar que la tecnología tiene una gran influencia en mi
calidad de vida. Ya lo dije, suple en buena medida mis carencias.
Por
último, no quería pasar por alto, una comunicación importante. La nuestra como
personas. El valor de nuestros testimonios como ciudadanos de este mundo, como ciudadanos de la vida. Ser amables, ser
alegres y en lo posible con buen humor, respetuosos, educados, solidarios,
sensibles, ser empáticos, etc. No estoy
en el país de las maravillas de Alicia.
Sino
que estoy convencido que cada uno puede hacer su comunicación personal, regalar
su testimonio de la vida para un mundo mejor. Porque todo es un ida y vuelta. Yo
te regalo buen humor y lo más probable que me lo devuelvas, me alegraste el
día. No es fácil. Por eso lo debemos intentar. Para vivir mejor. Iluminar
nuestras vidas, ser luz. Porque esa luz le llega al otro, lo contagia, y todos
juntos conformaremos una gran usina. La luz es vida. Sin luz hay problemas,
preocupaciones y muerte.
He
tenido el privilegio de ser vendedor y haber tratado a muchísima gente, que me
ha enseñado que a la larga, la mejor venta no es por el precio más bajo, y por
el contrario la mejor venta primo la confianza, la amistad, la verdad y
la mejor calidad de vida de las partes. Y todos somos un poco más felices. El dinero no hace a la felicidad, solamente
ayuda, es necesario pero no lo más importante.
EL FINAL Y GRACIAS POR TOMAR DE TU TIEMPO
Y LEERME
Bueno querido amigo y amiga. Espero no haberte aburrido. Para
serte sincero me lleva esfuerzo escribir, pero me da placer hacerlo. Compartir
contigo mis convicciones es un orgullo.
Deseo que seas lo más feliz posible, te quiero y que Dios el
dueño de todo te bendiga mucho!
Para finalizar
comparto una frase que ya mencioné, pero me parece apropiada repetirla para
este contexto: “Los ideales que iluminan mi camino una
y otra vez que me han dado coraje para enfrentar la vida con alegría han sido:
la amabilidad, la belleza y la verdad”.
Albert Einsten
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