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Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor
manera de adaptarse a la realidad. David Viscott
A continuación comparto con ustedes queridos amigos, un artículo muy sustancioso, cuyo autor es Julián Jesús Martínez López, y se explaya muy claramente sobre el tema.
Por ello, los problemas humanos, las dificultades que nos encontramos a lo largo de nuestra vida directa o
indirectamente atañen a nuestra relación con los demás hombres y mujeres
(esos otros yo o conciencias que nos rodean). Ciertamente, también hay que
tener en cuenta el entorno natural, los seres vivos y las cosas que no son
seres humanos, pero lo que queremos decir es que incluso esas otras cosas y
seres vivos, que vemos o que tratamos, de modo directo o indirecto están
relacionados con otros seres humanos, incluidos nosotros mismos. |
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En vista
de esto, diremos que una de las cuestiones de fondo de la conducta humana es
la convivencia con los otros seres humanos. La vida en común
es el fondo sobre el que se tejen nuestras satisfacciones y nuestras
insatisfacciones. Pensad por ejemplo en vuestra familia: vuestros padres,
vuestros hermanos, o en vuestros amigos. Como parte de grupos sociales,
desarrollamos nuestra naturaleza humana. Obviamente, a veces la convivencia
no resulta fácil, y surgen problemas, dificultades que debemos resolver. Pero
para ello tenemos nuestras emociones, sentimientos, e inteligencia. Y por
supuesto, tenemos a los demás, con sus respectivas emociones, sentimientos. La vida humana no es estática. La vida humana es complicada y dinámica. Cambiamos nosotros y cambian los demás. No pocas veces surgen problemas que hay que solucionar y también diferencias, desacuerdos, y tal vez, incomodidad, insatisfacción, infelicidad. Hay que asumir que nuestro mundo es un mundo dinámico y conflictivo, pero ello no significa que debemos resignarnos a la infelicidad. Somos suficientemente inteligentes como para poder encaminar nuestras relaciones de modo que estas relaciones sean mejores dentro de las circunstancias que nos toquen vivir. Ello depende mucho de la actitud que tengamos en la resolución de nuestros conflictos. |
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Platón (427/428 a 347 a. C.) se
refirió al control racional, inteligente, de nuestras emociones. La razón, la
inteligencia humana ha de controlar estas emociones para que éstas no se
"disparen" y nos hagan llegar a extremos indeseados.
El gran filósofo Aristóteles, discípulo de Platón, el mismo que dijo que el ser humano es un animal social, destacó la importancia de la moderación de nuestras emociones y sentimientos. Él habló de un "justo punto medio" que cada hombre debía buscar. Un ejemplo que puso el propio Aristóteles es el punto medio entre la cobardía y la temeridad; este punto medio es la valentía bien entendida en cada persona. La inteligencia humana hace posible una educación sentimental o emocional encaminada a que surjan en nosotros actitudes positivas para conducir nuestra vida individual y grupal hacia derroteros de mayor felicidad. Ciertamente, esa misma inteligencia también se puede poner al servicio del daño y de la infelicidad. Este es un problema permanente para la filosofía, el de la última justificación del bien y del mal. |
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Terminamos diciendo que sobre esta base de capacidades y actitudes,
estudiadas científicamente por la Psicología, la Filosofía moral o Ética
analiza la dimensión moral del ser humano: con sus normas morales, valores
morales y virtudes.
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Autor: Julián Jesús Martínez López






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