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domingo, 11 de octubre de 2015

MIEDO Y DESESPERACIÓN


Tiempo de lectura 5’

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.”Aldous Huxley 

De pronto abro los ojos, me faltaba el aire… me percato que la oscuridad era total, nunca el silencio hizo tanto ruido. Estaba incómodo, mi cuerpo reposaba sobre una superficie dura, pero ¿dónde estoy…? Lentamente la desesperación fue ganando mi  mente, me ahogaba y mi frecuencia cardiaca entró en el desenfreno total….¿es que nadie me ve?¿nadie se acerca…? Me orino encima, y sentía que lentamente me iba, ya no respiraba, la paz invade mi ser plácidamente… Atrás quedaron la desesperación y tantas  preguntas sin responder…

LA REALIDAD
Qué pasa!! Me siento todo mojado, seguro que  mi asistente puso mal el papagayo,  y oriné fuera del recipiente! Ella dormía plácidamente, lo que me alegra, porque quiero que descanse y  si necesito algo hago sonar mi alarma. Esta es un pequeño dispositivo que se pega en mi frente y  que al  momento de mover la misma  da una señal, como un pitido. Esta señal la escucha mi asistente y que estoy necesitando algo. E inmediatamente acude a mí a ver lo que me pasa.

Bueno, este no fue el caso, ya que el dispositivo se había despegado de mi frente, y no tenía como avisarle o darle una señal que me urgía rotar la cabeza pues me dolía la oreja. Esto, tan normal cuando dormimos, de acomodar y rotarnos ante la más mínima incomodidad, en mí es todo lo contrario, debo anunciar mi  mala posición para que mi asistente me acomode. Esto es lo normal. 

Esa noche no tenía como avisarle, y siento tanta impotencia, pues no es sólo la oreja que dolía, sino los pensamientos que me vienen a la cabeza. El contexto ayuda mucho para que ello ocurra, altas horas de la madrugada, la negrura de la noche, el silencio… y mi soledad en el mundo. Y el dolor de mi oreja va en aumento, intento distraer mis malos pensamientos en pensamientos positivos, imposible, las molestias van en aumento y mi bronca hacia la persona que me cuida también. Si bien es un accidente, no deja de ser un acto de irresponsabilidad, no tomar los recaudos, no es la primera vez que ocurre, es la cuarta vez que tropieza con la misma piedra.
El tiempo pasa muy lentamente, pierdo la noción, solo ansío aparezcan los primeros vestigios de luz del nuevo día. Mi desesperación va en aumento y pienso ¿y si mis abundantes secreciones me producen un ahogo??, ¿cómo y con qué aviso? ¿Estaré para contarlo?

SUBLIME MOMENTO
Hasta que se incorpora, se acomoda el pelo, mira la hora, y yo esperanzado, ansiaba me mirara, pero no, sale de la pieza, supongo habrá ido al baño, yo masticaba más bronca! Vuelve y se dirige hacia mí…  la recibo con los ojos bien abiertos como dos huevos fritos, se asusta, no entiende nada y le muevo la frente en señal de que el dispositivo se desprendió, de pronto entendió todo. Me acomoda la cabeza , mi orejita feliz y yo más aún. Toda mi bronca quedó atrás, y me dormí todo el día… Atrás quedó esta pesadilla vivida,, una experiencia ELAstica más.

MI RECONOCIMIENTO
No obstante ello, las aprecio y las  quiero a mis cuatro enfermeras, hace tiempo que están conmigo, me conocen bien, aunque siempre las sorprendo con algo nuevo. Por mi naturaleza he sido de un carácter inquieto y con la ELA parece que no he perdido esta cualidad/defecto. 

Las chicas son muy importantes para sobrellevar esta etapa de mi vida con ELA, sin ellas ni quiero pensar qué sería de mí. Al margen de los errores, como el que narré, debo munirme de paciencia, como la tienen ellas conmigo. 

Bueno queridos amigos, solo quería compartir esta vivencia con ustedes.  Y es mi deseo que estén muy bien tanto físicamente, como espiritualmente. Sobre todo en lo espiritual que nos lleva por una avenida no muy transitada. La avenida se llama FELICIDAD.
Horacio Fritzler



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